En Fernán Núñez también podríamos
lamentar actos como el del famoso caso del municipio zaragozano
Esta semana, los principales
medios informativos se han hecho eco del ya famoso Ecce Homo de Borja (Zaragoza),
tras ser intervenido por una anciana octogenaria que ha causado más destrozo
que arreglo.
En otra entrada ya se habló sobre
los desastrosos resultados que a veces causaba la buena voluntad de feligreses y cofrades. Este
hecho se viene repitiendo en toda la geografía española, pues siempre hay algún
“capillita” que cree tener conocimiento en la materia e inocentemente se
aventura en la restauración desconociendo los resultados que pueda tener,
aludiendo más tarde ignorancia y evadiendo la culpa.
Desde ACRE, Asociación de
Conservadores-Restauradores Españoles, ya se ha denunciado públicamente en
repetidas ocasiones estos hechos ante el aparente vacío legal y falta de
responsabilidad. Ello se debe a la falta de reconocimiento hacia la profesión
del Conservador-Restaurador y al desconocimiento social de una serie de Cartas
Internacionales y legislación patrimonial.
Como bien dicen en ACRE, nadie se dejaría en manos de un buen amigo para operarse de apendicitis, ¿por qué hacer lo mismo con las obras de arte? Las distintas Cartas del Restauro y Códigos Internacionales hablan de la regularización de la profesión del restaurador, como un profesional cualificado, con una titulación universitaria o máster afín, que es el que tiene conocimiento para intervenir una obra y evitar falsificaciones y preservar al máximo el original, evitando la invención y llevando a cabo procedimientos y técnicas aprobadas por todos los colectivos.
¿Por qué siguen ocurriendo entonces estas falsas restauraciones? Aluden, en el caso del municipio de Borja, que la obra no tenía declaración legal de Bien de Interés Cultural. Sin embargo, ¿no forman los bienes muebles parte del edificio declarado BIC? ¿No son acaso un conjunto? Pues señores, lo mismo ocurre en nuestros municipios andaluces… Iglesias declaradas Bien de Interés Cultural, cuyos bienes muebles son mandados por párrocos y cofrades a “restaurar” por imagineros carentes de formación en materia de restauración o, incluso, amigos aficionados… He tenido que escuchar lamentables conversaciones como “si un restaurador me va a llevar 12000 euros por restaurar una Virgen, por 6000 euros se la llevo a un imaginero y le pone la pintura nueva…”. Ahora la respuesta es ¿y el resultado cuál es? ¿Una Virgen del siglo XVIII o una del siglo XXI? Si pensáramos así, ya mismo vemos a las Meninas vestidas de Prada… Más lamentable aún es ver cómo hay imagineros que encima explican su proceso de restauración y afirman que han sustituido la pintura, o cómo se han inventado la cara de la imagen, falseando con ello la lectura del bien. Pero, por respeto, no seré yo quien apunte con el dedo quién lo hace, solo hay que darse una vuelta por nuestras parroquias para comprobarlo.
Siempre he dicho que un pueblo que no sabe es un pueblo fácil de engañar, por ello es bueno conocer cosas sobre el Patrimonio (es bueno saber de todo en la vida) para evitar actos lamentables como el Ecce Homo zaragozano. Deberíamos saber que, mientras la bolsa española sigue bajando, el turismo en España ha tenido el efecto contrario, siendo en 2011 casi el 12 % del PIB, y ello se debe al rico Patrimonio Cultural y Natural que hemos legado de nuestros antepasados, por lo que lo deberíamos conservar, no sólo para preservar nuestra historia, sino para disfrutar de los beneficios que se obtienen con ellos.
Por ello pido nuevamente aquí a todos los que sean cofrades, aficionados, párrocos, que eviten las falsas intervenciones en las obras de arte, en pro de su conservación y por respeto a la profesión del restaurador-conservador.
¿Qué ha pasado con el Ecce Homo
de Borja? ¿Se podrá recuperar?
Partiendo de las imágenes de
prensa y conociendo, como viene siendo una casuística habitual en estos casos,
el modus operandi de las intervenciones de manos inexpertas, dicha imagen ha
sido intervenida aplicándole una nueva capa de pintura. De ser pintura al
aceite (óleo seguramente), dicha capa pictórica podrá ser retirada mediante
limpieza química, fijando posteriormente la capa original y protegiéndola.
Depende el resultado de la naturaleza de la capa original, del estado de
conservación del muro y que la anciana no haya retirado mediante limpieza mecánica
partes de la pintura que dejó su creador.